EL SEÑOR DE LOZANILLOS

Ideas, testimonio, humor y reflexiones para que las piedras del camino sean escalones y no obstáculos.
Para PASARLO BIEN HACIENDO EL BIEN

domingo, 13 de marzo de 2011

LOZANILLOS del siglo pasado


Por motivos familiares he tenido que estar unos días en mi tierra: Gran Canaria. Cada vez que regreso a la isla, me cuesta más marcharme, y eso que me considero un "ciudadano del mundo", pero qué duda cabe que las raíces tiran. Y sé que se trata tanto del terruño como de las personas: aquellos con quienes das tus primeros pasos, con los que creces, haces tu primera gamberrada, esos que fueron testigos del niño que fuiste y que permanece en ti, de forma más o menos visible a los demás, pero que es tu esencia verdadera.

Hoy he tenido la oportunidad de estar con Óscar, uno de mis cinco primos de Las Palmas, con quien hacía mucho que no pasaba un rato tan estupendo; y esas tres horas y media de "palique" me han hecho volver a mi niñez de una forma muy curiosa: charlando y compartiendo con él, con la sinceridad y sencillez de cuando éramos pequeños, pero con la madurez y visión que te da la vida lograda.



Mis primos, Kike, Óscar, Sergio, Cete y Sonia, fueron para mi los hermanos que no tuve; los más cercanos guías y modelos de lo que quería ser y hacer en la vida... y de lo que no. Vivimos casi juntos, separados tan sólo por el tramo de escalera que iba del tercer al cuarto piso de la calle Portugal, pero pasamos muchas horas juntos. Como buen pequeñajo, solía ser la víctima de sus bromas, sus coñas y muchas de sus gamberradas, pero también de su cariño y de su ejemplo. Les quería y les admiraba, a cada uno como era.

Kike, el mayor, nació con una malformación en un brazo, producida por la Talidomida, una medicación que a finales de los cincuenta se dio a muchas embarazadas. Era un tipo increíble: guapo, tremendamente inteligente y con una capacidad para jugar al fútbol fuera de lo normal. El pobre sufrió e hizo sufrir mucho por... cosas de la vida. Y falleció de forma trágica en un accidente que llenó de dolor a toda la familia. Nos espera en el Cielo.

Óscar era mi favorito. Noble, simpático y bueno como él sólo, y de alguna forma "mi cómplice", con el que me podía refugiar ante las perrerías de sus hermanos. Con un don especial para la música, su vocación, con la que ha hecho pasar ratos magníficos a mucha gente. Sus convicciones y su personalidad le hacían diferente.

Sergio fue siempre el más pillo, el más gamberro, el más ocurrente. Todavía hoy recuerdo algunas palabras de su vocabulario inventado, que comparto con mis hijos y se parten de risa. Un 'jodido' genio, el tío, tremendamente creativo, que se podía haber ganado la vida como Buenafuente o cualquiera de estos Showman de la TV.

Cete (de Héctor-cete, como le llamaba su yaya), el menor de los chicos, era el fiel escudero de sus hermanos, a los que seguía al fin del mundo si hacía falta. Con el fútbol, con la música, con las gamberradas... Cetito era un crío con un corazón que no le cabía en el pecho, y unas manazas que no cabían en los guantes; pillo, pero bueno, muy bueno. Un tío grande.

Sonia, la "churra", ¡ay, la pobre! ella sí que era la víctima propiciatoria de sus hermanos. Hoy, el ministerio de Igualdad le haría un homenaje, jajaja... Fue mi primera profesora: me enseñó a leer a los tres años, a sumar, a restar, geografía... Cuando los chicos le metían mucha caña, subía a casa y después de que nuestra abuela la consolara, "me daba clase". Me ponía entre un montón de muñecos -los otros alumnos- y nos preguntaba: "A ver, Pinocho: dos más dos... ¡CUATRO" (decía ella, en plan ventrílocuo). Así, varias preguntas facilonas hasta que llegaba a mí (su amada víctima): "A ver, Rafaelito: logaritmo nepperiano de Pi al cubo..." ¡ZAS! bofetón por no saberme la lección. Jajaja, yo la adoraba, y no tuve ningún trauma ni la denuncié... ¡Cuánto la quería!



Mis primos fueron muy importantes para mí. Hoy, compartiendo tantas cosas con Óscar, aunque tengamos 41 y 49 tacos en lugar de 8 y 16, aunque lleváramos años sin hablar... en serio, me he dado cuenta de que sigue siendo la misma persona maravillosa a la que quise y admiré, que me cuidó, me enseñó con su ejemplo y me quiso cuando éramos niños.

Hoy he recordado muchas cosas. La más importante de ellas, que tengo cinco primos, cinco hermanos, a los que quiero... no... a los que adoro, aunque pasen años sin vernos. Y no sería lo que soy sin haber pasado una parte de mi vida a su lado.


¡Gracias, primos! Va por vosotros.

El señor de Lozanillos.

4 comentarios:

Sonia dijo...

Gracias Rafa. Me has emocionado, me has hecho llorar recordando nuestra infancia. Tu también fuiste para mi el hermano menor que nunca tuve y aunque pasen años sin vernos ni hablarnos, sabes que ocupas un lugar muy grande en mi corazón.¡Te quiero primo!

Anónimo dijo...

Eres un crack, primo, al ler esto he vuelto al pasado, algunas fotos son inéditas para mí, qué alegría ver a Kike. Qué buenas descripciones, podrías ser sociólogo perfectamente.
Nuestro primo "Rafaelito", un artista para el dibujo-muy buenas tus caricaturas-, además de otras muchas virtudes.
Deseo que te sigan yendo bien las cosas por los "madriles".
Besos para l@s niñ@s, para Loli y para tí.
Tu primo............seguro que no te cuesta adivinar cuál, ¿o si?

teresa cabeza dijo...

Rafa!!!!!
Jaimillo es un calco tuyo!!!!!!
Dios mío!!!! es igual!!!!!
Que gracia!!!!!

Cete dijo...

Simplemente fantástico .Mi primo(hermano) el ARTISTA.Estoy orgulloso de ti.

Un besote y un abrazo muy fuerte -el abrazo sin los guantes de boxeo ;)

HALA MADRID !