EL SEÑOR DE LOZANILLOS

Ideas, testimonio, humor y reflexiones para que las piedras del camino sean escalones y no obstáculos.
Para PASARLO BIEN HACIENDO EL BIEN

lunes, 5 de julio de 2010

Comprender a Dios Padre


A veces, cuando veo que mis hijos van creciendo y poco a poco dejan de ser esos juguetes que de pequeños fueron, me entra un nosequé por la espalda que no me gusta, y me siento con Gollum en pleno 'efecto mi tesoro': "... ES MÍOOO..." Mi pequeño tesoro, mis pequeños tesoros, van dejando de serlo: pequeños, no tesoros. En esos momentos, tengo dos opciones: o dejarme llevar por la pasión y convertirme en una especie Capitán Trueno protegiendo a Sigrid, espada en mano, o hacer aquello que tanto me cuesta pero que tanto necesito: rezar.

En una ocasión, recé. Bueno, en más de una... Pero en una en concreto, recé y pasó algo bonito: Dios me dijo (sí, sí, me dijo... pasa cuando uno reza) que me comprendía, que sabía bien lo que yo estaba sintiendo, porque al Él le ocurre cada día. ¡Komorrr? Sí, hombre, claro... Entonces me explicó con detalle el siguiente paralelismo:

Dios es Amor; y el amor es fecundo. Fruto de esa fecundidad, surge la VIDA. Y esa vida -con cara de Carlota, por ejemplo- que al principio es totalmente dependiente y débil, está en sus manos. Él la ama tanto que dedica cada instante de su Vida, de su pensamiento, y cada gota de su amor, a que ella sea feliz: y para ello, a veces le abraza, otras juega, otras le alimenta; incluso le riñe, le endereza, para que no caiga y se lastime. Siempre, siempre, le espera y le perdona.

Pero Carlota va creciendo, y empieza a descubrir en su interior el más grande regalo que Dios, su padre, le pudo regalar: se llama LIBERTAD. Y empieza a hacer uso de ella, jugando, probando, experimentando. Y empieza a tomar decisiones: sus decisiones. Y se equivoca. Y acierta. Y se equivoca... Y su padre, Dios, quiere abrazarla, y jugar, alimentarla... incluso reñirla o enderezarla, para que no caiga y se lastime. Pero la ama tanto que le ha regalado la libertad. Y por eso, aunque sufre por su hija y le duele el corazón por sus caídas, siempre, siempre, le espera y le perdona.

Carlota somos tú y yo cuando somos hijos; todos pasamos por ahí.

Carlota, a veces, es tu hija; y entonces, tu... ¿eres Dios? No, claro que no; pero sí eres padre y puedes llegar a comprenderle un poco, a ponerte en sus zapatos, y así tener una leve idea de lo que puede llegar a amarnos, y de cómo se puede sentir cuando sus hijos se caen, se tropiezan.... cuando sus hijos le olvidan, le arrinconan y se burlan de Él; cuando no le hacen caso, porque quieren vivir su propia vida.

Y siempre, siempre nos espera y nos perdona.

Gracias, Padre.

4 comentarios:

Luis y Mª Jesús dijo...

Señor de los Lozanillos,¡qué ilusión!.Acabode terminar de tejer la chaqueta de la señora lozana por sus 40,me queda montarla¡quelleva lo suyo!(ya sabes que me gustan los retos).
Me encantó el post.
La paternidad ayuda a entender el amor de Dios y a imitar un poquito a Cristo,con nuestras cruces a cuestas
Un abrazo.

KikeMb dijo...

Leyendo esta reflexión, después de 18-19 años, cercana la fecha de mi próxima paternidad, alcanzo a comprender, al ver los ojos de Carlota, que nuestro Padre nos dio la LIBERTAD para hacer lo que quisiéramos, teniendo, siempre, cerca, la infinita misericordia para recibir el perdón, como el hijo pródigo, que se dan cuenta y reconoce su equivocación.

Leer a un A-M-I-G-O, a mi primer AMIGO, en la blogosfera y con la profundidad de quien está cerca de nuestro Señor, me llena de alegría, y me hace decir: Gracias Padre, por poner en nuestro camino, a personas, que como El Señor de los Lozanillos, cada día, con su esfuerzo, con sus dificultades, con sus oraciones, con todos sus hijos, con dimes y diretes, se convierten en Luz que iluminan nuestro camino.

Anónimo dijo...

B16 dijo en Valencia algo así que los padres somos depositarios de la libertad de nuestros hijos y que hay que ir devolviéndosela a medida que crecen. (Bueno, seguro que dijo algo mucho más guay pero creo que fue algo así)

Anónimo dijo...

Jorge B dice:
Gracias por este paralelo, que en estos momentos de mi vida me rescata de la desilusión.
Es así como el Cuerpo de Cristo, se ministra a sí mismo ese amor y misericordia de Dios...
y ánimo a Rafa y los suyos con "el señor de Lozanillos"