Si de una cosa me arrepiento de mis 16 años de paternidad, es de no haber apuntado, una a una, las divertidísimas anécdotas que cada uno de nuestros hijos nos han regalado, con tanta gracia como inocencia.
La última, de Jaimote -el benjamín- hace unos días: según él, todo el mundo tiene el pelo marrón. O eso pensaba...
Estamos en el salón de casa con Ana y Camilo y de repente suelta, el enano, con su vocecilla de pito:
- "... pues todo el mundo tiene el pelo madrón (marrón)..."
Y Camilo, sabio pedagogo donde los haya, le mira con cariño y le corrige:
- "... no, Jaimito... mira: Ana sí que tiene el pelo marrón, ¿lo ves? Sin embargo, yo... ¿de qué color tengo el pelo?
A lo que Jaime, que es pequeño pero no tonto, responde:
- "... negro, tú tienes el pelo negro..."
Vuelve, entonces la cabeza hacia Lola y dice, reafirmándose en su primera teoría:
- "...¿lo ves? mi madre también tiene el pelo madrón..."
Luego, se agarra un mechón del suyo y, cada vez más convencido, exclama:
- "... ¡y mi pelo también es madrón!..."
Y claro, tenía que pasar: ¿quién era el quinto elemento en la sala? El papá de Jaimito. De modo que, me mira a los ojos... me mira la calva... vuelve a mirarme a los ojos... y afirma:
- "... pues mi padre tiene el pelo color carne..."
¡Ahí queda eso! Amor de hijo, sí señor.
2 comentarios:
Me encancata!!!!! Cuanto amo y extraño y al baby guapo.. abrazos para todooos.. Ang
ja ja ja ja ja ja.... Me mola. Hace tres horas que debería estar en la cama, pero entre los correos de trabajo, lo del cuentamé, luego lo de Gipuzcoa etc. el caso es que no me acuesto ni a tiros. Es lo que tiene andar de viaje fuera de casa.
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