EL SEÑOR DE LOZANILLOS

Ideas, testimonio, humor y reflexiones para que las piedras del camino sean escalones y no obstáculos.
Para PASARLO BIEN HACIENDO EL BIEN

lunes, 6 de septiembre de 2010

Por humor de Dios

Carretera de Valencia. Es viernes y son aproximadamente las seis de la tarde. Conduzo yo; Lola me acompaña. Atrás, Carlota, Tomás y Jaime juegan y escuchan música. Vamos camino de Murcia.

Conversamos acerca de cómo la Virgen va haciendo su Obra, de la pasada que ha sido la última peregrinación a Medjugorje, de cómo actúa en los corazones y de cómo Dios se hace presente en nuestras vidas a través de Ella, a poquito que nos dejemos. Y de repente, pasa esto:



En el audio se oye decir a Tomás, con su vocecilla de caña rajada: "... un camión de frutas con la Virgen y Jesús..."

¡En un camión de frutas! Y mientras -también se ve en el vídeo- pasamos por un cartel en el que pone "casas de las monjas" ¿es o no es de coña...?

Y es que, quien diga que Dios no tiene sentido del humor, es sencillamente porque no Le conoce. Vaya que si lo tiene... el más grande y el mejor.

Hace un tiempo me recomendaron un libro; lo leí, me encantó y se convirtió en uno de mis "libros de cabecera". Ahora soy yo quien siempre que puede lo recomienda: se trata de MEDITACIONES SOBRE LA FE, del polaco Tadeusz Dajczer, fundador de las Familias de Nazaret.

En uno de los capítulos, el padre Tadeusz habla sobre el "sentido cristiano del humor", cuyo poder compara incluso con el de un exorcismo, y que califica como indispensable para saber reírse de uno mismo y poder así crecer en humildad. Dejo aquí una perla, y recomiendo vivamente su lectura y tenerlo siempre a mano, porque de verdad vale la pena:

"... El sentido cristiano del humor es el acto religioso que derriba de su trono al ídolo de tu yo. Cuando veas la comicidad de la situación en la que «yo» está sentado en su trono, al menos por un tiempo, esa situación quedará ridiculizada, y será menos peligrosa para ti. Quedará desenmascarada tu vanidad, tu soberbia; se verá ridiculizado y desenmascarado lo que antes para ti pretendía ser grandioso o te producía temor. Por esas razones, el sentido religioso del humor tiene también una gran importancia en la conservación del equilibrio mental del hombre..."

En cierta ocasión, el padre Francisco -quien me recomendó el libro- me mostró, con un gráfico ejemplo, una de estas situaciones: "...imagínate..." -me dijo- "...la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. La muchedumbre le aclama, le vitorea, le adora; y el burrito que carga a Jesús, de repente, embriagado por tanto halago, se pone a dos patas tirando a Jesús al suelo, y empieza a saludar lleno de orgullo, asumiendo unos aplausos y vítores que entiende son para él..."

Justamente es lo que uno hace cada vez que se nos infla la vanidad, al ser felicitados por algún tipo de éxito. Ponernos nosotros y quitar a Dios de en medio. Igual que un burro.

Reírse es de las cosas más sanas que hay. Reírse de uno mismo, además de sano es recomendable. Reírse de uno mismo con Dios, compartiéndolo con Él y contándoselo a Él... ¡eso ya es la leche!. Y cuando te hace un guiño haciendo pasar un camión de frutas con Su imagen y la de Su Madre en medio de una autopista, cuando estás hablando sobre Ellos... ¡Por Humor de Dios!