Al día siguiente, después de hablar con el periodista por teléfono, vinieron a casa él y un cámara. En teoría, nos grabarían a Lola y a mí unos diez minutos y luego tomarían unos recursos para vestir el reportaje. Pero la cosa se animó, y estuvieron más de tres horas con nosotros. Grabaron hasta la despensa (no es una forma de hablar) y casi se quedan a cenar, ya que entre toma y toma, hablamos de casi todo. Resultaron ser un par de chavales majísimos.
Quien conoce un poco sobre cómo funciona la televisión, sabe que la manipulación informativa al servicio de la ideología es un 'arte' que se aplica a diario. Sin embargo, el reportero de Telecinco nos comentó, al despedirse de nosotros, que lo que habían grabado era totalmente "inmanipulable", porque sencillamente, era verdad y era muy bueno.
El debate se retransmitió el sábado por la noche. Y el cierre fue un vídeo de 3 minutos (no está mal, para haber grabado tres horas) sobre la familia Lozano-Pérez, que al parecer ha tenido bastante éxito entre quienes lo han visto. Mi amigo Borja me ha hecho el favor de extraerlo y pasármelo para poder compartirlo sin tener que tragarse las otras dos horas. Aderezado con una entradilla y un cierre musical, ha quedado esto; espero que te guste: