Amor, amor... Cuánto se habla de él y qué poco se sabe sobre lo que es en realidad. ¿Cuántos tipos de amor hay? ¿Qué es el Eros y qué el Agape? ¿Qué significa amar? ¿Qué relación hay entre amor y sexo? Dios es Amor, pero... ¿el amor es Dios? ¿Qué tiene que ver Cristo en todo esto? ¿Y la Eucaristía?¿Nacemos para amar y ser amados, o el amor es prescindible? ¿Cuál es la dinámica del don? ¿Gratuidad y reciprocidad, o ninguna de las dos?
Uff... qué lío, ¿no? Pero hay respuestas, gracias a Dios. El Espíritu Santo se encargó, a través de Juan Pablo II, de plasmarlas en sus Catequesis sobre el Amor Humano, que además de estar plasmadas en un fantástico -y grueso- libro, se pueden conocer, desmenuzar y entender a través del Instituto Juan Pablo II.
Lo cierto es que hay más personas cada vez que saben de Amor. Lo que ahora sigue, lo escribió una de ellas allá por 1998. Es un tal Padre Enrique González; un auténtico místico del siglo XXI de los que tienen hilo directo con el Cielo. Un verdadero ENAMORADO DE CRISTO, de los que tiene claro que si puede amar es porque ÉL nos amó primero; porque existe un AMOR ORIGINARIO que es la fuente de todo.
El Amor de Dios
Himno a su Caridad
1ª Carta de San Pablo a los Corintios, 13
“Os voy a mostrar un camino mejor. Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los Ángeles, si no tengo amor, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de Fe como para trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes entre los pobres, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, nada me sirve.
El amor es paciente, es comprensivo y servicial, el amor no es engreído ni orgulloso; no busca su interés ni se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia; goza con la verdad. El amor todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. El amor no pasa nunca.”
- Tú me dices Señor, que me has enseñado un camino mejor, el más alto, el camino más bello para llegar hasta Ti, y me dices que ese camino consiste en el amor, en amar sin límites, sin reserva alguna.
- Tu me dices, Señor, que por grandes que sean las obras de un hombre, si le falta la caridad, de nada sirve, se puede repartir limosna a los pobres y entregar el cuerpo a las llamas, pero si no hay amor Tu dices que eso no sirve de para nada.
- Enséñame Señor, el secreto de esta caridad que no procede de nosotros mismos.
- Esta caridad no procede de mí, no puedo disponer de ella, eres Tú la única fuente de este amor y a Ti, como pobres mendigos, hemos de acercarnos a suplicar este amor.
- Abrir nuestro corazón, Señor, en tu presencia por la Fe y la Esperanza, a fin de que Tú puedas derramar en nosotros esta caridad que necesita una gran Fe, creer, Señor, en Ti.
- Y a continuación, Señor, Tú nos explicabas cómo es ese modo de amar, cómo Tú nos has amado a nosotros para que sepamos amar a los demás.
- Nos decías que tu amor era paciente, has sabido esperar el tiempo de nuestra respuesta.
- Enséñanos, Señor, a saber sufrir por causa de este amor, a saber esperar en la propia vida el tiempo de nuestra respuesta, a saber esperar también el tiempo de la respuesta de los demás, sin impacientarnos jamás.
- El amor es servicial, decías Señor, así se ha expresado tu amor para con nosotros. Tú, a pesar de ser Dios, has querido humillarte y ponerte a nuestros pies para servirnos.
- Quisiste ofrecernos tu servicio, que fue morir en la cruz despojado de todo, abandonado de todos; así nos has enseñado a amar, siendo despojados.
- Concédenos, Señor, aceptar la soledad que este modo de amar lleva consigo.
- Decías también que el amor no tiene envidia; cuando se ama se desea el bien del otro por encima de uno mismo. Así lo has hecho Tú con nosotros, humillándote a fin de que el hombre fuera ensalzado.
- Enséñame, Señor, a desterrar de mi corazón toda envidia, que mi alma prefiera el bien de los demás al mío propio, que me alegre de menguar. Así lo hiciste Tú en la cruz. Enséñame, Señor, a hacer eso en mi propia vida.
- Concédeme, Señor, ser como Tu fuiste, como el grano de trigo que tiene que morir para dar fruto, como el sembrador que se fatiga para que otros recojan el fruto de su fatiga.
- El amor no se engríe; así nos has enseñado a amar también desde la cruz.
- Tú nos han dado todo a nosotros y sin embargo no nos has hecho sentirnos humillados, sino que nos has pedido nuestro amor, nos has dicho que tenías sed de nuestro amor.
- Enséñanos, Señor, a amar sin presunción alguna, en silencio, en secreto; basta, Señor, que tu conozcas el amor que hay en nuestro corazón.
- Te pido, Señor, que mi amor sea discreto y pacifico, que en nada humille a los demás. También te pido que en nada me haga sentir superior a los demás en el amor.
- El amor solo puede surgir de un alma noble que se siente en deuda de amor contigo, sabe que solo con amor podría pagar todo el amor que de Ti ha recibido.
- Te pido, Señor, un alma vacía de si misma, que se estime en poco a si misma, para valorar al otro, el amor del otro.
- Te pido, Señor, que destierres de mi toda soberbia para que mi alma pueda amar.
- También así se ha mostrado tu amor desde la cruz, donde se ha sentido más noble y más fuerte cuando Tú has sufrido por nosotros. Concédeme, Señor, este modo de amar
- El amor no es egoísta, decías Tú, Señor, no busca nada para sí el que ama, no tiene interés propio quien ama de veras.
- El amor cuando es verdadero es como una fuente que mana y brota esa caridad; halla en sí la causa de su propia caridad.
- Señor, enséñame a amar así de esta manera, sin esperar correspondencia alguna, sin deseo de dominar, sin deseo siquiera de gustar a la persona que se ama.
- Enséñame, Señor, a amar como Tu en la cruz, a saber que este amor no brota sino de la cruz.
- Señor, te pido que ni la soberbia, ni el egoísmo manche mi caridad. Mantenla alejada de todo interés, de todo egoísmo.
- El amor no se irrita, ni lleva cuentas del mal; el amor, Señor, desconoce la ira.
- Cuando se ama de veras se teme dañar a la persona que se ama; se conoce la fragilidad del alma de aquel que se ama, por eso no conoce la ira.
- Señor, te pido perdón por todas las heridas que he provocado a mi paso, en mi vida.
- No lleva cuentas del mal, el amor.
- El amor sabe perdonar y perdonar sin límite.
- Brota de un alma inasequible a la ofensa; el amor cuando brota de un alma que no se considera nada, nada puede dañarle.
- Enséñame, Señor, a olvidar todo el mal que haya podido recibir en esta vida, y enséñame a estimar en nada mis heridas; que al mirarte en la cruz pueda olvidar todo el mal recibido, todas las ofensas.
- El amor goza con la verdad.
- Me dices que el amor solo puede ser edificado sobre una situación de justicia.
- El amor requiere la justicia, el reconocimiento de la otra persona, de lo que es. Y lo mismo sucede con la verdad, cuando no se vive en la verdad no puede haber amor.
- El amor requiere ser acogido por la otra persona en su pobreza, como Tú nos acogiste un día en la cruz.
- Señor, te pido que no tema reconocer mi verdad, aceptarla en mi alma y ofrecerla a los demás para que ellos sepan como soy, por obra de tu gracia.
- El amor sabe comprender la fragilidad del otro y, por eso, sabe disculparle: el amor perdona sin límite.
- Enséñame, Señor, a no escandalizarme nunca de mi propia debilidad ni de la de los demás y abrazarla en mi corazón como tu lo has hecho desde la cruz.
- El amor cree sin limite, espera sin limite, aguanta sin limite. Todo lo cree y todo lo espera de la persona a la que ama. No deja nunca de creer y esperar en la persona que ama.
- Cuando nosotros mismos hemos perdido la fe y la esperanza en nosotros, Tu Señor, no dejas de esperar jamás ni de creer en nosotros.
- Ayúdame, Señor, a no dejar de creer y esperar nunca en la vida de mis hermanos, en poder amar como Tu.
- El amor aguanta sin límite.
- Terminar, Señor, igual que comenzamos, diciéndome que para amar es necesario sufrir y, a veces, sin limite. Quien ama debe llevar en si las huellas de su propia caridad.
- Cuando se sufre para amar, el sufrimiento se convierte en testimonio de amor, como Tú lo hiciste por nosotros en la cruz.
- Enséñanos, Señor, a comprender que mientras vivimos en esta tierra, el amor tiene forma de cruz.
- El amor no pasa nunca, lo único que pasará el velo de la otra vida será nuestra caridad. Solo la caridad permanecerá para siempre en la vida eterna.
- Tú, Señor, no olvidaras jamás nuestro amor.
1 comentario:
Yo pensaba que entre más pasan los años mas dueño de mi me hacía y creo que voy tan mal que siento que me ocurre lo contrario,Mas Nesecito de Aquel Dueño Divino que cuide de mi porque yo ya no se cómo hacerlo. Cada mañana noto que voy despertando mas como los niños que como un narizón de 32; hasta hace poco, recuerdo despertar como un adolecente: con ganas de vivir la vida a plenitud y de comerme el mundo. Antes de ese “hace poco” despertaba como un adulto, aparentemente seguro de que el día que amanece es el mío y con seriedad, casi con indiferencia lo asumiría… los últimos amaneceres me vienen como a los bebes: ya despierto llorando como quien tiene hambre y está gobernado por el deseo de ser amamantado. Siempre acudo a la Palabra de Dios, porque es la única que consigue tranquilizar mi alma. Hoy cuento esto porque aunque todas estas mañanas la he leído y me calmo, hoy, aun sigo llorando. (Apenas está aclarando el día y ya casi no me queda llanto)… "tratando de comer papilla", entonces, volví a leer la meditación que Rafa ha hecho sobre la Carta a Los Corintios (Himno a la caridad)…(jejejejeje ahora sí que no paro de moquear ). Bueno, entre lágrima que cae sobre el teclado y dedos que se mojan con ellas mientras buscan las letras para decir lo que quiero, y con tantísimo que hay por meditar de esta carta Apostólica, resaltaré lo siguiente:
“Enséñanos, Señor, a saber sufrir por causa de este amor, a saber esperar en la propia vida el tiempo de nuestra respuesta, a saber esperar también el tiempo de la respuesta de los demás, sin impacientarnos jamás”.
Y me las voy a dar de sabio: Ahora sé con el corazón una verdadera Razón para que exista la vida eterna, pues sin ella, lo de aquel Himno no se puede dar en una vida tan corta como la terrena ni en un corazón tan frágil como el tengo. Necesito vivir eternamente para no perderme de cantar ese Himno en mi propio ser. Necesito que Jesucristo me de Vida Eterna parasaber lo que es ese Himno como lo sabe Él. (y perdón por la pretensión, pero un niño con hambre es capaz de pedir mucho para saciarse)
Un abrazo
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